
#VenaCava
Llama la atención que paralelo a estudios sobre el liderazgo y principalmente en mandatarios de países, también en la Neurociencia exista estudios que explican las emociones y sus niveles de influencia en comportamientos cerebrales y toma de decisiones.
Las emociones más negativas (muy baja frecuencia) son la vergüenza y apatía, que representan un medio vivir, a un grado de ya casi muerto. Y estas emociones, en esfuerzo pero no conscientemente, son las que en México se han intentado modificar a través de acciones civiles, políticas, gubernamentales, sociales. Aunque no educativas. Ahí se explica por qué ni de a gratis la gente asiste al médico. Y por qué los Maestros siguen siendo determinantes para el cambio evolutivo del país.
Pero lo más sorprendente que dicta la ciencia es que aunque la ira resulte muchas veces negativa, es mejor (en escala de vibración emocional) a no hacer nada por desgano.
Todo esto, si lo llevamos a entender desde otra perspectiva el brote violento, catártico y rabia que se gesta en el Estado de Guerrero, podría ser luz para empezar a solucionarse sus conflictos desde el uso primero de la inteligencia humana e incluso, ya existente, la artificial que se llena de datos y probabilidades. De usar estos datos, se puede hasta predecir dónde establecer más policías y vigilancia con mayor certeza.
Creemos que en un evento masivo podría detonarse “algo” y a Mexico le da, por decirlo así, vergüenza que sucedan cosas y la autoridad no esté. Pero la lógica criminal -que también actúan con inteligencia- es que nunca están los cuerpos de seguridad porque su actuar es predecible, orgánico y por instinto primitivo.
Básicamente, el actuar de la seguridad es ir a hacer las cosas donde no haya nada que hacer, porque hay apatía para trabajar y vergüenza, dado que muchas veces los policías no tienen el respeto social que ameritan por falta de estudios, reconocimientos, salarios dignos.
Ellos son la fuerza ejecutiva pero el poder , que debe ser capaz de motivar, establecer el orden, la Paz, el respeto y hacer valer la ley es nula o débil. Habrá que ver entonces lo que mueve emocionalmente a los líderes de cada estado y del país para entender que si no hay deseos positivos y poder, la fuerza pública, por más armas con las se que cuenten, tampoco funciona.
La indiferencia por los problemas ajenos es otra manera de apatía y vergüenza.